
Una recta muy tradicional en la zona.
El plato típico de Sevilla que tienes que probar esta primavera: se hace en tres pasos y es rico en proteínas
Esta receta es una de las más demandadas cuando llega el buen tiempo a la capital andaluza.
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- Total: 30 min
- Comensales: 4
Pocas cosas representan mejor la esencia del sur de España que un buen salmorejo. Esta receta sevillana, refrescante y sencilla, es una de las grandes joyas del recetario andaluz, perfecta para los días calurosos y cargada de sabor.
Y es que a pesar de su sencillez, el salmorejo es un plato completo, equilibrado y lleno de matices, tanto en textura como en valor nutricional.
Su base de tomate, pan, ajo y aceite de oliva se transforma en una crema fresca y muy primaveral, que alcanza la perfección al coronarse con huevo duro y jamón serrano a taquitos.
Ingredientes para un auténtico salmorejo
- 1 kg de tomates maduros
- 150 g de pan del día anterior (de miga compacta)
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
- 1 diente de ajo
- 1 cucharada de vinagre de Jerez (opcional)
- Sal al gusto
- 2 huevos duros
- 100 g de jamón ibérico en virutas o taquitos
Paso 1
Para preparar un salmorejo tradicional con el sello de Sevilla, lo primero es escoger tomates maduros, preferiblemente de tipo pera o rama. Se lavan bien, se les retira el pedúnculo y se trocean. Una vez pelados, en un recipiente amplio o directamente en el vaso de la batidora, se mezclan con el pan troceado y se dejan reposar unos minutos, hasta que el pan esté bien empapado del jugo del tomate. A continuación, se añade el ajo pelado y una pizca de sal.
Paso 2
Tras ello, hay que triturar la mezcla hasta conseguir una textura homogénea. Una vez la tengas, si buscas una crema fina y sin imperfecciones, se puede pasar por un colador para evitar grumos innecesarios.
Paso 3
Y aquí llega el momento clave: incorporar poco a poco el aceite de oliva virgen extra, batiendo sin parar hasta lograr una emulsión perfecta. Un detalle que más que una técnica culinaria, es la base nutricional del plato.

Un plato típico de verano.
Y es que el aceite de oliva virgen extra no solo aporta suavidad y sabor a esta receta tan tradicional, sino que actúa como vehículo para los antioxidantes del tomate, como el licopeno, favoreciendo su absorción por el organismo. Además, es fuente de vitamina E, otro potente antioxidante natural.
Una vez frío, el salmorejo se sirve con huevo duro picado y jamón ibérico a tacos, dándole ese toque andaluz que tanto gusta a los comensales. Unos ingredientes que no solo decoran sino que enriquecen el plato con proteínas de alta calidad.
El huevo duro contiene nutrientes esenciales como la colina, además de proteínas completas, mientras que el jamón, consumido con moderación, es una excelente fuente de hierro y grasas saludables.
Es por ello, que desde el punto de vista nutricional, el salmorejo es un auténtico tesoro. El tomate nos regala vitaminas A, C y E, fundamentales para la salud ocular, la piel y el sistema inmunológico. El ajo potencia el sistema inmune, y el aceite de oliva protege frente al estrés oxidativo. Todo ello lo convierte en una opción perfecta para una comida ligera pero completa, deliciosa y muy saludable.